domingo, 2 de mayo de 2004

Astro moribundo. Pareciera que este planeta se acerca a su final: Su núcleo, tal como mi esfera, se está agrietando. Ningún astro ha querido atraparlo y se traslada, tal como mi mente, fuera de órbita, errante por el espacio, como buscando la nada. Sus satélites se fueron, no hay nadie que refleje ahora la luz de alguna estrella. Se mueven las partículas, alejándose entre sí (y, en vez de hacerse más cálido, todo se está enfriando): quizá los átomos dejaron de amarse. La energía se ha degradado casi hasta su peor calidad. Su gravedad se debilita, sin aumentar volumen ha perdido densidad. El aire cálido vuelve a ser mar, el mar vuelve a ser tierra, la tierra, fuego, y mi alma etérea retorna a la humedad.

[En el trasfondo te dibuje "Disgregación" y dejé, más abajo, un espacio vacío para que juegues con los astros errantes.]

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