lunes, 5 de octubre de 2009

colgándome de cuerdas de antigravitones

El instante durante el cual me viste
fue tan breve
que fotografiaste una imagen de mí
suspendida en el aire.
Después de ver mil cuerpos caer
y desintegrarse
era natural imaginar
que iba cayendo.
Lo entiendo.
Me viste de pie varias veces
al filo del precipicio,
pero no estaba pensando en tirarme.
Lo entiendo,
pero me ofende:
¿acaso no me conoces?
Estaba pensando
cómo sobrevivir a tu lado
incluso si llega el día que el abismo cumpla su amenaza
de devorar nuestras cumbres.
Bajé,
hasta el fondo,
hasta el límite del descenso,
fui a desafiar a los demonios
que nos amenazan...
pero no encontré el infierno.
Me paré en el centro,
miré hacia arriba,
te llamé.
No respondiste...
Tuve que hacerlo yo sola.

Entonces me viste.

El infierno era caer
y yo estaba aprendiendo a elevarme.

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